domingo, 4 de abril de 2010


Amanece el día 1 de Abril, luce el sol primaveral, entre los ventanales del convento de la Encarnación aparecen los primeros rayos de sol, rayos que topan contra el pan de oro del paso del Cristo de la Vera Cruz y contra la plata refinada y cariñosamente limpiada del palio de la Virgen del Mayor Dolor, la capilla luce en silencio, una pequeña campana suena su repique, las hermanas mercedarias, custodias de los titulares, se acercan a la capilla para su rezo diario, hoy se reza de manera especial, hoy sale Jesús crucificado para evangelizar por las calles del pueblo a todas aquellas personas que por uno u otro motivo no se acercan a la casa de Dios.
Poco a poco se acercan los hermanos a la capilla para ser los primeros en ver a los titulares, mientras la junta de hermandad organiza a los hermanos para realizar la postula. Ellas lucen cuidadosamente vestidas y ellos lucen sus trajes de chaquetas, hay que estar bien arreglados, hoy va a ser un día grande, es Jueves Santo y Jesús, él del madero, va a ser crucificado para nuestra salvación.
En las casas de los hermanos se terminan de planchar cuidadosamente las túnicas, capas y cubre rostros, todo tiene que estar lo más perfecto posible. Los hermanos costaleros revisan y repasan sus fajas, espartos y costal, todo está meticulosamente cuidado, ya que esta evangelización por las calles del pueblo solo es una vez al año y todos sabemos que la espera se hace muy larga.
Son las 6 de la tarde, los costaleros poco a poco llegan a su punto de reunión, una vez que estamos todos, comenzamos a fajarnos unos a otros, nos ayudamos con los costales, esto es todo un ritual que año tras año se realiza con mucho esmero, es muy importante para no sufrir lesiones, todos tenemos claro que venimos a sufrir pero tenemos que hacer las cosas bien. Nuestros capataces, Isidoro y Currete, empiezan a llamarnos uno a uno hasta que formamos las cuadrillas de nuestros titulares, los nervios están a flor de piel, queda como una hora para entrar en el convento, la espera se hace eterna, entre cigarrillos y cigarrillos no paramos de recordar tiempos pasados, de recordar que tenemos que hacer este año y de recordar como tenemos que hacer la salida….
Son las 8 de la tarde y nos dirigimos hacia nuestros titulares, entramos, le rezamos y ya nos metemos debajo del paso, en nervio nos come, evitamos el hablar entre unos y otros mientras desde el exterior mandan guardar silencio. Comienza el ritual de bajar la cruz de Jesús crucificado, dos costaleros veteranos son los encargados como cada año de levantar la tapa de lirios morado, quitar los dos pasantes y comenzar el descenso de la cruz, proceso que se realiza en silencio ya que es el momento en el que todos los costaleros le tenemos más cerca que nunca, entre la oscuridad del interior del paso buscamos ese agujero que nos sirve de guía para meterle el perno de seguridad, una vez realizado este bonito momento que guardamos bajo el paso nos colocamos cada uno en su sitio…. Y como cada año a la voz de nuestro capataz, A ESTA ES, AL CIELO CON ÉL, suena el martillo y con este son es el comienzo del principio y del fin del Jueves Santo fontaniego 2010

1 comentario:

  1. Lejano ruido de tambores marcha lento,
    un silencioso respirar de multitud,
    cientos de pasos van rozando el pavimento,
    unos gritos de capataz: ¡Esa derecha un poco más!

    Entrecortada silueta bajo el palio
    porque la cera va iluminando al pasar
    al costalero que "encorvao" la va llevando
    rogando a Dios un poco más de fuerza
    que ya se le va.

    Costalero,
    si tus fuerzas ves fallar,
    clama al Cielo
    que allí mirándote está
    ese Hijo de la que meciendo vas
    sobre tu costal.

    Grita fuerte,
    dile que no puedes más,
    que tu quieres
    llevarla hasta su portal,
    Nuestra Madre
    a la que nunca jamás
    has de abandonar.

    Un sudor frío que le recorre la frente,
    un cuello "herío" por el peso de su Amor,
    "acompañao" de los rezos de la gente
    bajo el crujir del armazón
    una parada se anunció.

    Unos faldones que se abren lentamente,
    agua le ofrecen a su ardiente devoción,
    vuelve a su sitio "cansao" y sonriente,
    tres golpes de dejan caer,
    "preparaos" y
    ¡a ésta es!

    Costalero,
    si tus fuerzas ves fallar,
    clama al Cielo
    que allí mirándote está
    ese Hijo de la que meciendo vas
    sobre tu costal.

    Grita fuerte,
    dile que no puedes más,
    que tu quieres
    llevarla hasta su portal,
    Nuestra Madre
    a la que nunca jamás
    has de abandonar.

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